El 29 de septiembre de 1916, hace pocos días se cumplieron cien años, nacía en Guadalajara Antonio Buero Vallejo, que con el paso de los años se convertiría en una de las figuras más importantes de la literatura española posterior a la Guerra Civil. En 2016, el año del centenario de su nacimiento, se acaba sin que en los teatros españoles se haya tenido un recuerdo ni hacia su obra ni hacia su persona.
Buero Vallejo sufrió durante más de seis años la pena de cárcel al terminar la guerra civil. Fue acusado de “adhesión a la rebelión”, que era el cargo que se hacía, paradójicamente, a quienes no se habían sublevado contra el gobierno en 1936. En realidad, la condena era por ser militante del Partido Comunista del que se alejaría poco a poco. Estrenaba en 1949 una de sus obras más celebradas: Historia de una escalera, llamada inicialmente La escalera, que era el título la había presentado al premio Lope de Vega y conseguido el galardón. En ella pasaba revista a la sociedad española de la época con sus mentiras y dobleces, a través de la escalera de un edificio de vecinos, presentando un panorama un tanto desolador, donde el egoísmo conduce a la infelicidad y genera una miseria que está presente en todo el desarrollo de la obra. En ella Buero utiliza un lenguaje coloquial para los diálogos, que llega incluso a incluir palabras vulgares, pero que permiten al espectador descubrir el carácter, la formación y el alma de los personajes. El estreno de la obra, dirigida por Cayetano Luca de Tena, constituyó un gran éxito y le abrió las puertas del teatro, permitiéndole el estreno de obras anteriores, como En la ardiente oscuridad donde abordaba los grandes problemas que siempre han angustiado al hombre.
Fue uno de los grandes de nuestra literatura en los años cincuenta y sesenta en que no deja de escribir, pese a su pereza que era cosa del dominio público. En estos años escribe obras como La tejedora de Sueños, Un soñador para un pueblo u Hoy es fiesta, su primer drama histórico.. En 1962 estrenó El concierto de san Ovidio, una profunda reflexión sobre las diferencias sociales y en 1967 El tragaluz donde recrea la doble España, la de los vencedores y la de los vencidos. Dirigentes del franquismo trataron de comprar su silencio, a lo que se negó y ello hizo que tuviera problemas con la censura. Se prohibió la representación de varias de sus obras, alguna de ellas no pudo representarse hasta después de la muerte de Franco. Eso no fue obstáculo para que alguna fuese representada en el programa “Estudio 1” de Televisión Española o que Historia de una escalera fuera llevada al cine por Ignacio Iquino.
Su obra literaria siguió viendo la luz con la llegada de la democracia y recibió numerosos galardones. Ingresó en la Real Academia de la Lengua (1971), fue Premio Cervantes (1986) y Premio Nacional de las Letras Españolas (1996). Murió en el año 2000 y en ese momento estaba considerado como el dramaturgo español más importante de la segunda mitad del siglo XX. Hoy, dieciséis años después de su muerte ha quedado sumido en el olvido. A lo largo de estos meses sólo se ha representado una obra suya, haciendo buena, una vez más, la afirmación del poco reconocimiento que España tributa a sus más esclarecidos hijos.
(Publicada en ABC Córdoba el 19 de octubre de 2016 en esta dirección)